Deja un mensaje basado en la ética y la congruencia a jóvenes estudiantes que acudieron a escucharlo.

Fresnillo, Zac.- Veterano de mil batallas en el periodismo, Roberto Cabral Robles, hizo un recuento de su carrera periodística en la que la ética y la obtención de la verdad han sido un común denominador de la profesión y una forma de vida durante más de medio siglo. Durante poco más de una hora, el periodista fresnillense desgranó con anécdotas y experiencia la conferencia titulada: Libertad de Expresión y Reportero Libre, auspiciada por la Presidencia Municipal y dentro de las estrategias de cultura y educación ordenadas por el Alcalde, Saúl Monreal Ávila, dentro del ciclo de actividades, Conoce la palabra de un Fresnillense.

Los comienzos del trabajo de Roberto Cabral datan desde la difícil tarea de insertar letra por letra en linotipos de la emblemática rotativa del periódico La Voz de Fresnillo, hasta su incursión exitosa en programas de radio y el desarrollo de un medio digital en el que su hijo, Mauricio Cabral, le ayuda con ahínco, quien dijo tener una gran inspiración de congruencia en la vida de su padre.

Por órdenes del Presidente Municipal, Saúl Monreal, el coordinador de Bibliotecas Públicas, Juan Carlos Ovalle Rodríguez, ha realizado con éxito esta serie de conferencias invitando a destacados fresnillenses para que compartan vida, pensamiento y obra, a estudiantes de diversos niveles educativos del municipio, quienes comienzan a escuchar las conferencias entre adormilados e incrédulos, pero terminan preguntando e inspirados, como ocurrió en la disertación de Roberto Cabral.

Dos frases fueron la punta de lanza de la conferencia de Roberto Cabral. La primera cuando dijo que “no es fácil decir que te desempeñas con honestidad” y, la segunda, cuando contó la anécdota de un asesino confeso; “un joven que vino de Estados Unidos a matar a su esposa por creer en chismes (luego comprobó aterrorizado que no lo había engañado) y que sólo le contó la historia a él porque se había propuesto decir absolutamente ninguna palabra a los policías que lo habían torturado”. La lección, que la palabra bien llevada, la convicción y la conexión de un periodista con sus entrevistados serán más poderosas que cualquier tortura para sacar verdades.

Escuchar a un periodista decir que “después de tantos años nunca me ganó la tentación” y que no hay mayor satisfacción que comprar con tu dinero, porque, de otra manera, “no viviría en paz”, motivó a los estudiantes a hablar y felicitarlo, a expresarle su admiración y su sentido de inspiración que tiene ahora en sus vidas. En su largo
peregrinar como periodista muchas veces estuvo a punto de perder la vida por rechazar dinero, por no recibir “costales de dinero” para callarse. Pero, dice muy satisfecho y tranquilo: “aquí estoy, aquí sigo”.

Hace tiempo, en pleno centro de la ciudad de Fresnillo, un hombre, pistola en mano, lo apuntó. Le dijo que esto le pasaba por hocicón. Ahora cuenta esta anécdota, pero aquella tarde si un niño no se atraviesa y se pone en medio de ellos, para defender a Roberto Cabral, hubiera muerto el periodista. Después me enteré que ese niño que me salvó la vida era el hijo de ese delincuente al que había increpado y denunciado constantemente desde las tribunas donde ejercía el periodismo. Y ayer, Roberto Cabral, dejó la última sentencia aprendida en el largo devenir de su profesión: “la verdad cuesta; sí cuesta”.